
A este servidor algo le latió del pueblo en su camino a Can Tho, que decidió bajarse del bus y pasar el par de días del fin de semana.
Por pocos dongs te puedes dar un espectacular paseo con alguno de los pescadores que te lleva por manglares y barrios de gente que vive junto a los canales. Por cierto vi uno de los atardeceres más bellos que había visto hasta entonces.
Hai Tien tiene varias playas donde acude gente local. Todas accesibles en mototaxi por poco dinero. Yo opté por la Playa Mui Nai.
A medida que iba caminado iba preguntando en mi inglés apuntando con el dedo: «¿qué es lo que coméis?, ¿qué celebráis?, ¿qué es eso que bebéis?»
No sé si me entendían. Quizá ser el único occidental que había, llamó la atención a los locales, que en seguida me decían en su idioma cosas que no entendía tampoco, pero con los gestos cualquiera podría saber que se trataba de una invitación a que me sentara con ellos. Hay gestos, sonrisas y expresiones que son universales para todos los humanos y que sabes que salen del corazón.
Fueron como ocho familias con las que compartí momentos mágicos. La frase que más recuerdo fue algo así como: «Mot Cad Nai Jó» cada vez que brindamos con una cerveza o un raro licor que no llegué a saber de qué hierba procedía. Imagino que la frase sería el equivalente a: «Salud», «por nosotros» o como decimos en Valencia «salut i força al canut».
Puercos enteros asados, cangrejos, gambas, langostinos, y cerveza, demasiada para lo que acostumbra este viajero. Todo un ofrecimiento sin nada a cambio que valoraré toda la vida de aquella gente.
Para bajar los efectos del alcohol, un baño en la playa con ellos y una despedida con los brazos cruzados sobre mi corazón era lo que salió como agradecimiento.
Después, cuando la tarde iba cayendo era momento de tomar otra mototaxi para volver a Hai Tien.
By Carlos Martinez
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Como los asiáticos del sureste no hay nadie mejor para solidarizar, y una sonrisa. Nada que ver con los estúpidos chinos. Un abrazo desde Sumatra.