VIAJAR EN BARCO POR EL AMAZONAS EN PERÚ. Una travesía inolvidable

Viajar en barco por el Amazonas en Perú es una experiencia inolvidable. Un mar de sensaciones y donde el viaje en sí recobra más importancia que el destino al que nos dirigimos.
 
Este relato de la travesía fluvial en barco por el Amazonas de Perú, lo voy a estructurar en tres fases: Hasta que llegué al embarcadero y los prolegómenos, el propio trayecto en sí, y la llegada y desembarque a Nauta. Además os contaré alguna sugerencia de viaje al final del mismo.
Llegada a Yurimaguas. El punto de inicio del viaje fluvial.
Mi viaje se inició el Lima, y tras pasar unos días por Trujillo, acabé en Chiclayo. Lugares muy recomendables por cierto desde un punto de vista cultural y arqueológico. 
Desde Chiclayo,  y tras un viaje nocturno en Bus de catorce horas llegué a Tarapoto. Allí, mientras comía en frente de la estación de taxis, conocí a una madre con sus dos niños con los que compartí taxi. Dos horas más y llegamos a Yurimaguas.
En moto-taxi en Tarapoto. A dos horas de Yurimaguas
En esta localidad precisamente, es donde empezaría verdaderamente mi travesía fluvial en el barco por el Amazonas a su paso por Perú y con sus afluentes Huallaga y Marañón. Travesía fluvial que terminaría días más tarde en en lo que llaman las Tres fronteras, donde se juntan los tres países de Sudamérica Perú (Santa Rosa), Colombia (Leticia) y Brasil (Tabatinga).
En este caso voy a centrar mi relato únicamente en el tramo fluvial que me llevara hasta la ciudad amazónica de Iquitos desde Yurimaguas.
Hay que tener en cuenta que Iquitos está totalmente aislada del resto del país por carretera y sólo se puede acceder a ella por vía fluvial o aérea. Los pasajes de avión no suelen ser accesibles para mucha gente, además de que la mayoría de los vuelos salen de la capital y no desde otras ciudades peruanas. Sin duda el barco es el medio de transporte más utilizado por los habitantes de esta área del país, además de ser muy económico.
 
Yurimaguas es una población de la provincia del Alto Amazonas con una bonita Plaza de Armas con su catedral de estilo neogótico, un interesante Mercado de Abastos donde encontrar desde toda la variedad de fruta tropical de la zona hasta calaveras de cocodrilos. Todo ello con el incesante ir y venir de motocarros que a más de uno le recordará a tantas ciudades asiáticas que utilizan este singular medio de transporte para trasladarse.
Pero donde más se puede respirar el movimiento comercial de la ciudad es en el puerto fluvial de donde salen casi a diario los barcos de carga y pasajeros que te llevan a la ciudad de Iquitos desde donde se puede continuar hasta Brasil.
 
En las inmediaciones del puerto existen muchos puestos de artículos útiles para hacer el viaje más confortable. Las hamacas no pueden faltar, toallas, mantelitos, vasos y tarteras de plásticos, cubiertos, etc.
También hay como merenderos y puestos de comida para comer allí y para avituallarse del largo viaje.
El momento de abordar el barco
Barco fluvial del Amazonas en Perú. Cartel anunciador
Cartel anunciador de barco fluvial con su hora de salida
El barco que me iba a llevar por el Amazonas en Perú, estaba dispuesto en el embarcadero de Yurimaguas ese día para salir era de la compañía naviera Gilmer.  En otros días puede ser de las Eduardo o Henry.
Su salida programada para las 12:00 no iba a cumplirse pues ya eran las 13 de la tarde y el puerto era un bullicio de gente que merodeaban la zona de embarque, todo ello entre hombres que iban cargando en sus desnudas espaldas sacos que iban metiendo en la bodega del barco.
Otros con jaulas de gallinas y demás ganado pidiendo paso entre la gente que iba abordando. En realidad es un barco carguero pero adaptado también para llevar pasajeros.
En ningún caso es un barco tipo crucero como lo que recorren el Mediterráneo o el Caribe.
Barco carguero del Amazonas de Perú. Carga de ganado
En la proa del barco iban cargando todo el ganado en el embarcadero de Yurimaguas
El olor en la entrada del mismo parecía más parecido al de un establo que al de un barco.
Era momento de comprar comida, hamaca y manta ya que uno no sabía a qué hora iba a partir, y no era plan de quedarse en tierra.
 
Me pusieron arroz con pollo en mi tupper, me compre un par de mangos y me fui ya al barco para coger lugar. Las hamacas que vendían eran de varias calidades, pero con una de unos 30 soles (10€) fue suficiente, pensando que en algún momento de la travesía debiera desprenderme de la misma.
Aquí con la mesera del restaurante local junto al embarcadero. Buenos lugares para comprar comida caliente
Hay mucha gente que desde la noche anterior ya duerme en el barco y se reserva los mejores sitios. El acceso al barco es totalmente libre y nadie te pide billete. Es cuando hay que buscar un buen lugar para colgar la hamaca donde hay que atarla y sujetarla a unas barras que tiene la cubierta ex profeso.
Requerí de la ayuda de un chico brasileño que me ayudo a fijarla adecuadamente y una vez atada, dejé la mochila en el suelo y me fui a hacer una prospección más profunda del barco que por más de dos días iba a ser mi casa.
 
El barco cuenta en la parte inferior con una bodega cuyo interior va toda la carga de frutas, animales de corral y demás bienes. En la parte exterior de la misma y cercada se alojan las reses que yo conté como sesenta.
Vista del embarcadero de Yurimaguas desde el barco momentos antes su salida por el Amazonas de Perú
En la parte superior de la cubierta está dividida como en dos zonas, la más inferior además de alojarse la gente en sus hamacas, dispone de una cocina y una pequeña tienda de venta de refrescos, helados, dulces y papas fritas.
En la más superior está la cubierta dispuesta para alojar todas las hamacas. Hay también algunos poquitos camarotes que están disponibles para quien quiera mas intimidad y para el personal a bordo, pero por lo que vi desde fuera eran bastante espartanos y limitados, y con pinta de que se debe pasar bastante calor.
Antes de salir. Mucha gente ya estaba en sus hamacas descansando en la cubierta
Algunos bancos para sentarse en la parte superior de la cubierta y unos cuatro “baño-váteres” muy básicos donde el agua marrón del propio río salía por una tubería arriba de la cabeza, y donde los desechos humanos retornaban al mismo sin ningún proceso químico. Después de las comidas es cuando más solicitados están dado que es donde limpian los utensilios para comer.
Ya pasaban más de dos horas desde la salida estimada del barco y fui a pagar el billete a un cuartito del propio barco, unos 110 soles (32€) cuyo coste incluía las tres comidas diarias y propio transporte. Rondando la zona de carga vi como un oficial uniformado de la Armada que estaba con una libreta apuntando cosas, y tenía una lista con nombres, y le pregunté: “Señor, ¿hay que apuntarse o anotarse en algún lugar?” 
Barco carguero del Amazonas de Perú. Carga camarotes y hamacas
Para los más pudientes, pueden dormir en camarotes familiares o individuales
Y todo serio, con sus gafas de sol me miraba hacia abajo y me dijo: “Señor, es su obligación estar en la lista si quiere viajar”.
Volví rápidamente a cuartillo donde pagué y ya me anoté convenientemente. Se conoce que el señor era la autoridad portuaria que da el permiso para zarpar. De hecho a la media hora me vio y me preguntó: “¿Ya se anotó?”
Ya era casi las tres de medio día y parecía que la mercancía ya estaba acomodada. Ya no se veía movimiento de pasajeros  que entraran ni salieran del barco.
Algo me decía que el barco iba a zarpar por ese Amazonas de Perú que tanto soñaba.
  Empieza la aventura fluvial. Se pone el barco en marcha.
Barco carguero del Amazonas de Perú. yirimaguas
Sobre las 3PM , el barco zarpó y Yurimaguas iba quedando cada vez más lejos
Tras un bocinazo, zarpó con casi tres horas de retraso. Poco a poco la Perla del Huallaga, como cariñosamente llaman a Yurimaguas, se iba alejando, y el color de las casas de la ciudad que se iba avistando desde la popa de barco se tornaba cada vez más en la imagen verde y frondosa de la selva.
Por más de un día, tendría que surcar con este barco por el Amazonas en el territorio de Perú. Reitero que me refiro al Amazonas, pero en realidad son el Río Huallaga aguas abajo para encontrarse con el Marañón, ríos que aunque no tienen la denominación de Amazonas, son tributarios del mismo que van a confluir con él más adelante.
El Amazonas aguardaría para el último día antes de llegar a Iquitos, todo ello en territorio peruano durante toda la travesía del recorrido.
cruce con otro barco fluvial del Amazonas de Perú
En alguna ocasión de la travesia, se cruzaba con otro barco en sentido opuesto
En dos días y medio aproximados que me esperaban para llegar a Iquitos me hacía plantearme algunas preguntas como qué hacer durante ese tiempo, sobre todo porque nunca había sido viajero de cruceros ni de grandes viajes barco. La verdad es que la  vista es muy agradecida porque ves mucho verde por un lado y más de lo mismo por el otro, aunque al rato te empieza a dar la sensación que no vas a ver ya otra cosa.
La gente sacaba cosas de sus bolsas y mochilas que iban a necesitar y que ponían alrededor de sus hamacas para tenerlas a mano. Jóvenes pasajeros ponían sus reproductores de música a funcionar en el que los diferentes estilos de música se entremezclaban a lo largo de la cubierta.
 
Otros encontraban entretenimiento observando el comportamiento de las reses que se veían desde la cubierta. Todas apretujadas, mientras un cuidador les administraba el agua y comida una a una para que todas se alimentaran por igual y ninguna le quitara el agua a la otra. Otras no perdían el tiempo y aprovechaban para aparearse en ese limitado espacio, y las que podían para quedarse dormidas.
Los niños poco necesitaban para hacerse amigos con sus semejantes de edad, y convirtieron la cubierta en un patio de colegio para jugar al escondite o al “pilla pilla”.
Pasajeros jugando al la baraja en la cubierta del barco a Iquitos
Entre tanto era muy fácil entablar conversación con la gente, sobre todo con las de las hamacas colaterales. En particular me relacioné con una joven pareja, ambos de la ciudad sureña de Tacna, y con Marcos, un chico de Tarapoto que iba a visitar a su familia de Iquitos.
 
De repente, fuertes y continuados golpes se escuchaban en todo el barco. Alguien golpeaba con insistencia la cubierta del barco cuyo sonido se transmitía por todo el mismo. Viendo que la gente abandonaba las hamacas y con sus utensilios de cocina se dirigían a la cubierta de abajo, no era difícil de presagiar que era el momento de la comida o del rancho como en realidad había que llamarlo.
Me acordaba a mis olvidados tiempos de mi servicio militar en el Regimiento de Ferrocarriles, en los que con una bandeja metálica te iban depositando el menú que hacían para más de cientos de personas, no sin antes hacer la cola correspondiente.
En este caso, cada quien llevaba su tapper. Después de guardar cola, te depositaban arroz con trocitos de pollo, pellejos y algún guisante que se dejaba ver.
Esta comida se repitió para comer y para cenar durante la travesía. La hora de la comida solía ser como a las doce del medio día, y poco más tarde de las cinco la cena.
Hora de comer en Barco carguero del Amazonas de Perú.
Cada vez que sonaban losv martillazos sobre la cubierta, la gente hacía cola para servirles la comida
El desayuno era diferente, ya que en el tapper te echaban una especie de atole dulce con cierto sabor a canela y dos panecillos dulces.
Cada quien se lo tomaba en su zona de hamaca, la mayoría en el suelo, otros en las banquetas de la cubierta y muchos consumían  otros productos que habían comprado antes de abordar. Recuerdo de un pasajero que vendía mangos a dos soles que tenía en una caja de madera. Puedo asegurar que fueron los más dulces y que más a gusto me comí en la vida.
Una de las paradas del Barco Gilmer IV por el Amazonas de Perú
Si hubo algo que le daba vida y rompía con lo monótono de la travesía fue sin duda cada momento que el barco paraba en las múltiples aldeas que hay a lo largo del río.
El tiempo de parada a veces se prolongaba casi hasta media hora, dependiendo de la entidad del municipio ribereño y del tiempo que se empleaba para la carga y descarga de la mercancía.
Un buen momento que aprovechaban los lugareños para hacer negocio en el barco. A medida que el barco iba tomando posición para atracar se veía la multitud expectante por la llegada del mismo y una vez detenido abordaban el barco con celeridad vendiendo comida cocinada como carachamas  y demás pescados típicos del rio, frutas exóticas y refrescos.
Recuerdo en especial los zapotes que me encantaron por su sabor que no conocía, y los aguajes, estos por la dificultad para pelarlos y su intenso color de yema de huevo más que por su sabor. Además de plátanos y otras frutas más comunes. 
vendedores ambulantes del barco fluvial del Amazonas de Perú
Vendedores ambulantes de comida que aprovechaban una parada del barco por el Amazonas en Perú
Gracias estos vendedores ambulantes de comida, podía uno resarcirse del tedioso menú de arroz con pollo.
 
En alguna de estas aldeas como en Urarina recuerdo que daba tiempo para abandonar el barco y caminar un poco por las inmediaciones. Para quien disponga tiempo recomendaría hacer esta travesía poco a poco para conocer estas aldeas por su riqueza cultural donde habitan indígenas con su propia lengua y modo de vida que debe ser muy interesante conocer. Me quedé con las ganas de quedarme y adentrarme más profundamente.
barco fluvial del Amazonas de Perú llegando a Urarina
Llegada a Urarina. Para de travesía fluvial en barco por el Amazonas de Perú
Del mismo modo para estas poblaciones la llegada del barco es el momento para ellos mas ansiado del día, puesto que es el único medio de recibir bienes y productos manufacturados. No había más que ver a la gente, sobre todo los niños que rondaban por la zona de amarre.
En cuanto empieza a anochecer no se ve más luz de la que sale de las dispersas bombillas del interior de la cubierta. La temperatura desciende bastante con respecto al día. Es un momento para subir a la parte más superior del barco donde está situado el timonel y contemplar la belleza del espectacular cielo estrellado.
barco fluvial del Amazonas de Perú. Hamacas
La noche amazónica en la cubierta del barco se convierte más fresca y húmeda
Ya de noche cabe decir que es cuando los mosquitos se suelen volver más activos y no está mal echarse una rociada de loción repelente por las partes descubiertas como cara y manos, en especial si el viajero no se toma las pastillas antimaláricas como es mi caso.

Poco a poco, la gente  va apagando las luces que cubre su área y una persona de la tripulación cierra con unas lonas desplegables la cubierta.
 
Ya es momento de meterse en la hamaca, cubrirse con algo para no pasar frio y dejar pasar la noche como buenamente se pueda. Dormir no es tarea fácil, aparte de la incomodidad que conlleva hamaca en sí, es frecuente escuchar ronquidos ajenos, lloriqueos de bebés o gente que sigue hablando. Otros que no apagan la luz porque se quedan leyendo algún libro. Unos buenos tapones para los oídos y el típico tapaojos para notar mas obscuridad ayudará para “mediodormir”.
 
Tómese en cuenta que el barco sigue parando en aldeas, y aunque sin ser la actividad del día, algunos vendedores ambulantes te despiertan al anunciar a viva voz su flan, coquitos troceados, etc.
Sin dudar, uno de los amaneceres más bellos que he visto en mi vida
Es muy conveniente levantarse un poco antes del amanecer y esperar a que aparezca el sol. Es sin duda uno de los amaneceres más hermosos que he visto, y al igual que el atardecer no tiene precio el contemplarlo.
La travesía iba llegando a su fin
Poco variaba la escena de un día al otro, y al tercer día que iba a terminar el viaje tras el desayuno, me enteré por otros pasajeros que muchos se iban a apear en Nauta. Esta población a 100km de Iquitos está conectada por carretera con ésta, constituyéndose en una aislada carretera que une ambas poblaciones.
Ya se divisaba Nauta y si notaba la expectación de sus ciudadanos
Viendo que por barco iba a demorar mi viaje unas ocho horas más y para no llegar por la tarde-noche a Iquitos, decidí apearme y dar por finalizado mi travesía fluvial.
Consideré suficiente la experiencia de dos días navegando con el barco. Terminar mi recorrido fluvial en Nauta, me proporcionada disfrutar un poco más de Iquitos donde me aguardaba otras muchas cosas interesantes por vivir.
Al descender del barco en Nauta se notaba que no era una localidad cualquiera. De hecho es donde propiamente el río comienza  a denominarse Amazonas tras unirse el río Marañón y Ucayali.
llegada a Nauta en el barco fluvial del Amazonas de Perú
Llegada a Nauta, cerca de Iquitos
Una multitud de gente esperaba el barco y de nuevo como en Yurimaguas, muchos mototaxis esperaban a los viajeros para trasladarlos. Dos horas más en un taxi que compartí con una familia me llevaría hasta la capital amazónica peruana.


Cuatro días más en la ciudad de Iquitos y en la selva amazónica  me separarían de una nueva travesía por el Amazonas que me llevaría hasta la brasileña Tabatinga.
Sin duda, una de las experiencias viajeras más interesantes que he vivido.
Una propuesta para el futuro ¿Te animas a hacerlo?

Mi viaje en barco por el Amazonas por Perú acabo en Leticia (Colombia), pero siempre me quedará pendiente seguir recorriendo este enorme río en diferentes barcos fluviales, atravesando ciudades de además de Perú y la colombiana Leticia, otras muy importantes de Brasil como Tabatinga, Santarem, Manaos y seguir hasta su desembocadura ya en el Atlántico al norte de Belem. Una apasionante ruta que le puede llevar a uno en unos 15-25 días, encontrarse con el Océano Atlántico.

Un servidor poco antes de partir en Yurimaguas

He escuchado y leído que existen otras opciones para recorrer el Amazonas de una manera más lujosa con barcos con muchas más comodidades. Bien. No voy a sentar cátedra de cual es mejor manera de viajar, y cada quién si su bolsillo lo permite, opta por la que me interese.

Yo para esto voy a dar mi opinión,  y  aunque fue solo una muestra esta travesía en barco por el Amazonas en el territorio de Perú,  aconsejo la experiencia a todo aquel viajero que anteponga el conocer la calidez humana de la gente, indescriptibles amaneceres y la naturaleza única del Amazonas sobre la comodidad que proporcionan otros viajes pero que carecen de estos valores y sensaciones…

Si te gustó este relato de mi viaje fluvial en barco por el Amazonas cubriendo el territorio de la República de Perú, estoy convencido de que te gustará uno relato de un viaje similar y apasionate por el mítico  Paddle Steamer Rocket de Bangladés

By Carlos Martinez. Prohibida la copia total o parcial de textos y/o fotografías sin consentimiento del autor, en cuyo caso vendrá citada la fuente

12 Comments

  1. Gracias por el relato!! El jueves me voy de viaje Tarapoto-Yurimaguas-Lagunas-Pacaya Samiria-Iquitos, también por la ruta fluvial la mayoría y buscaba informaciones, aquí he encontrado muchísimos detalles del viaje e informaciones que necesitaba 🙂 Gracias, suerte en tus próximos viajes!

  2. Carlos, me ha sido muy util tu relato. Estoy en la ciudad de Cuenca y pronto pasare a Peru para hacer la via fluvial. Mi objetivo es pasar unos dias en la selva peruana y luego partir para Manaos. Muchas gracias por la informacion. Mi blog es "mieuroviaje.blogspot"… saludos

  3. Excelente ‘post’, amigo Carlos. Das una idea tan acertada del viaje como descripción del mismo.
    Me encantó.
    Creo que sabes que yo hice el trayecto Manaos-Belem (5 días) y me propuse hacer el viaje completo, desde donde tu empezaste. Todavía no lo he cumplido, pero…..¡¡lo haré!!.
    Gracias por ayudarme a pasar este domingo distraído con tus andanzas.
    Un abrazo,

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