
Valledupar, conocida como la cuna del vallenato, fue para mí el mejor de mis viajes por Colombia. Quizás por ser tan desconocida, pero no por eso merecedora de visitarla. Señores y señores: con ustedes… Valledupar!
Valledupar. Colombia. Febrero 2017
En mi post de hoy, este aspecto folclórico toma más protagonismo si os hablo de la ciudad del nororiente colombiano de Valledupar.
Valledupar es conocida en todo el mundo por ser la capital y la cuna del Vallenato. Aquí nació este género musical y se expandió por gran parte de Sudameríca, Centroamérica y Caribe.
El Festival de la Leyenda Vallenata, que tiene lugar cada final de Abril, es una cita imprescindible para los amantes de este género musical, y más aún en la ciudad donde más se puede saborear el Vallenato.

Como comento con anterioridad, Valledupar no parece a primera vista una prioridad entre los destinos necesarios de Colombia. Ni tiene la promoción turística que merece. De hecho, ni aparece en el stand colombiano de Fitur. Pero en mi tercer viaje por Colombia y tras haber conocido otros destinos más populares, miraba y miraba el mapamundi de mi estudio y di con Valledupar. Me pregunté: ¿que habrá en Valledupar?
Pensé que seguro que habría muchos paisanos de este señor anhelando que su ciudad reciba muchos visitantes y que sea más conocida. Hay mucha gente humilde y honrada que se gana la vida con la artesanía, otros con sus negocios de hostelería, restaurantes, comercios, etc. y que merecen dignamente sacar su negocio adelante. Nunca es bueno echarse piedras a su propio tejado a sabiendas que como en muchos lugares, puede haber cierta inseguridad. Pero con sentido común, no nos tiene que detener visitarlos y viajar para conocerlos. Nos perderemos mucho más si no lo hacemos.

Días después recibí otro tweet alentador del Hostal Provincia Valledupar con un mensaje bien diferente animándome a ir y nombrándome las excelencias del lugar. Sin duda ese es el camino.
Y fue en este hostal donde pasé mis tres días allí. Muy cerca de la zona más histórica. Una antigua casa republicana reconvertida en casa de huéspedes con habitaciones muy limpias y asequibles en cuanto precio. Su personal, muy atento por cierto, me orientó con esmero de los lugares para visitar y también de sus alrededores. La pareja que lo gestiona, Cristina y Miguel, es el mayor ejemplo de gestores que conocen plenamente las necesidades de los viajeros, y en particular del buen trato hacia los bloggers y manejo de las Redes Sociales. Un aspecto esencial para conectar y gestionar un negocio de hostelería hoy en día, y que muchos deberían tomar nota.

Me invitaron a desayunar con ellos en su otro negocio hotelero, el Hotel Los Santos Reyes. Una antigua casa colonial de mayor rango que el Hostal Provincia. Sus habitaciones decoradas con todo detalle, cómodas y sin perder en ningún rincón ese aire colonial que lo caracteriza y un coqueto patio muy inspirador para entablar plática con cualquier otro huésped. Tuve con ellos una buena conversación mientras desayunábamos, y Miguel incluso se ofreció durante la mañana y de manera altruista a pasearme en su 4×4 a conocer una zona rural y de naturaleza de Guacoche y después al Museo del Acordeón. Una visita obligada de Valledupar como cuna del Vallenato

Su esposa Rosa y su hija Milena tan encantadoras como él, me trataron de manera excepcional.
Un museo que os recomiendo fervientemente que visitéis. Cuando salgáis del mismo, os daréis cuenta el por qué haber venido a Valledupar, es haber hecho un viaje por la cuna del vallenato.


Los que me llamarón más me atención y que animo para ver:
Los Poporos, todo uno homenaje a las etnias que habitan en la Sierra Nevada.
La Pilonera Mayor (segunda foto del post) en honor a Consuelo Araujo. Un símbolo para Valledupar como cuna del vallenato
La María Mulata que es un conocido pájaro de la zona.
Los Gallos de Pelea en recuerdo a los galleros.
El Pedazo de Acordeón es otro enorme monumento de hierro que representa este instrumento tan importante para Valledupar como cuna del Vallenato.
El Monumento al Viajero, representado sentado como esperando una chiva o un bus y que da reconocimiento a tantos viajeros que antiguamente llegaban de pueblos de la zona para surtirse de enseres.

Hay muchos monumentos más dispersos por la ciudad que no llegué a ver pero se compensó con los prolongados descansos en algún puesto callejero para comerme una arepa o un buñuelo con café.
Pero para un buen rato de descanso durante el día y de esparcimiento no encontrará el viajero nada mejor que el Río Guatapuri. Aparte de un baño, que un servidor no se dio por no ir preparado para ello, si es un área para tomarse una cerveza con un ceviche junto a la orilla del río.

Entre tanto es muy normal que «la negra», así se hizo llamar una señora morena con mucho salero, quiera darte un masaje ambulante en tu espalda y hombros. Pero hay más señoras rondando por la zona para ofrecerte masajes y vendedores de refrescos, tintos y pasabocas. Estas dos últimas palabras tan colombianas que cualquier viajero las ha de tener siempre en mente a diario. Pocas frases son más bellas como la que mana de la boca de una colombiana y que con su bella sonrisa te diga: ¿Le provoca un tinto?…

Esta área del Río Guatapuri es un lugar donde se reunen familias y amigos. Más aún en los fines de semana y siempre bajo la mirada de una hermosa sirena de bronce conocida como La Sirena de Hurtado. Esta sirena tiene una bonita leyenda detrás que no os voy a decir porque espero que vayaís a Valledupar y os la cuenten como me la contaron a mí.
Otro lugar de concurrencia es la Plaza Alfonso López situada en el corazón antiguo de la ciudad aunque hoy en día queda en un extremo de la ciudad. Lo primero que os llamará de la atención da la Plaza es una hermosa escultura. La que veis en la portada del post llamada «La Revolución en marcha» y simboliza un periodo colombiano de los años treinta que impulsó un presidente colombiano de aquel entonces llamado Alfonso López Pumarejo.

Por la noche en especial, se llena de vida con niños correteando y muchos de ellos montados en coches pequeños de batería ante la atenta vigilancia de sus padres. No faltan los puestos ambulantes y la gente que con devoción llenan la Iglesia de la Inmaculada Concepción. Una pequeña iglesia pero tan antigua como la fundación de Valledupar.

Las casas de la Plaza, algunas gubernamentales, y en la zona anexa al Centro Histórico aun preservan mucho su carácter colonial aunque ya muy poquitas conservan su techo de paja y paredes de barro y cañas, o bahareque como se conoce aquí.

Para moverse por la ciudad hay busetas, taxis y mototaxis. Ojo, que no sé por cual motivo en los mototaxis no pueden ir hombres de «paquetes» o como llaman allí en Colombia de «parrilleros».
En los desplazamientos a poblaciones del entorno hay cooperativas locales de coches que hacen diferentes rutas, y sin horario salen cuando se llenan. Se encuentran dispersas por la ciudad y hay que preguntar a la gente para poder saber dónde están.
¡Pero no sólo el Departamento de El Cesar es Valledupar!
Efectivamente. En Valledupar no se termina todo en un viaje por la cuna del Vallenato, se pueden visitar pueblitos que todavía mantienen el encanto de siempre, donde una casa particular se convierte en tu mejor restaurante con tal de que la paisana tenga un plato de sobra de comida casera y que te la ofrezca por un módico precio. Tienditas que venden de todo, y donde el río y la plaza del pueblo son los lugares de mayor concurrencia social, y por supuesto, en un entorno de naturaleza que pocos países en el mundo como Colombia pueden ofrecer. En muchos de estos pueblos se puede conocer los grupos étnicos y que mantienen intactas sus tradiciones y sus formas de vestir.
Como digo hay muchos de este estilo. Uno incluso se llama como mi ciudad: Valencia.
Pero con la escasez de tiempo me llevó sólo a tres: La Mina, Atanquez y Manaure.
La Mina y Atanquez situados bajo la falda de La Sierra Nevada de Santa Marta. Por muchos años esta zona fue asediada por las FARC y afortunadamente hoy en día se ha quedado como una mala pesadilla del pasado.
Me recordó a lo que describía Gabriel García Márquez en Cien años de Soledad: «…esos ríos con piedras blancas, pulidas y enormes como huevos prehistóricos…».
Así es el Río Badillo que pasa por La Mina cuyas aguas atraviesan redondeadas piedras redondeadas de granito.
Manaure también con río y calles un tanto desaliñadas es un lugar de visita interesante. Cruzar su famoso Puente de los Enamorados y comerse un sancocho de gallina o una punta gorda junto al río hará del viajero una agradable jornada.

En definitiva, Valledupar es un viaje por la cuna del vallenato, sí, pero también esconde buena parte de lo que cualquier viajero necesita si visita Colombia. Puede ser un buen punto de partida para llegar a la Costa Colombiana con todos sus atractivos que conlleva.
Para los que les guste los eventos y fiestas, este mes de Abril es el ideal con una prestigiosa Semana Santa y después el conocido Festival Vallenato que os comenté más arriba.
Este post no pretende ser una guía turística de la ciudad pero sí una entusiasta pincelada de lo que viví en esos tres días. Es como un abrir la puerta para que lo descubráis, os animéis y conozcáis esta gran ciudad colombiana y sobre todo su bonita gente. Os aseguro que no os arrepentiréis…
Quizás, si te gustó este post de Valledupar, un viaje por la cuna del vallenato, te guste este otro de Guatapé en Antioquia
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Que bonito encontrar esto, un extranjero que valore y aprecie toda la belleza cultural y natural de Colombia,soy Colombiana, vivo en Bogotá y he ido varias veces a Valledupar, ciudad a la que le tengo mucho cariño,me duele cuando me encuentro con colombianos que no sienten la pertenencia por su país y no le dan el valor que amerita. Veo que viviste una excelente experiencia, espero que hayas podido adquirir una mochila del grupo indigena arahuaco en Atanquez, si no para la próxima no puede faltar!! Saludos y felicitaciones por tu blog!
Pues animado quedo para visitar Valledupar, y sus alrededores. El sabor, ese sabor de los ambientes colombianos, me animará a visitar esta ciudad.
Algún día, claro.
Conozco Colombia, pero como te podrás imaginar, no todo Colombia, y por este lugar no pasé.
Un abrazo, amigo Carlos.
Vallenatour como una Agencia Operadora de Turismo, se complace de encontrar estas páginas de viajeros agradecidos con sus destinos visitados, nosotros seguiremos en la lucha diaria para la consecución de nuestra misión, fomentar el turismo en esta región y dar a conocer su gran riqueza natural, cultural, étnica, costumbrista, mitológica, histórica y musical, siempre hemos creído en nuestro potencial turístico y lo defenderemos a capa y espada, con el mejor servicio al turista de manera profesional, con calidad, responsabilidad y cumplimiento y con una especial atención, que al momento de partir solo se lleven unas inmensas ganas de volver pronto.. gracias Carlos… http://www.wikomm.com/card/mauricio-ferley-obregon/2990
Llena de emoción, darte las gracias Carlos por el ánimo que infundes a conocer esta hermosa tierra, mi tierra, la has descrito muy bien y aunque vivo en la profunda y bella Galicia y sus verdes paisajes, el Cesar es hermoso en todos los sentidos
Que viva la Serranía del Perija, así que animaos a visitarla y disfrutarla…
Muchas gracias Carmela por tu comentario.
Tu amabilidad muy acorde con la del valleduparenses. Ojala visite nuevamente tu tierra y saludo para Galicia